El final es el punto de comienzo. “En mi fin está mi comienzo” (T.S. Eliot). Los finales tienen prioridad sobre los comienzos. Comenzamos un recorrido decidiendo primero un destino. Reunimos información y empleamos nuestra imaginación para prepararnos para lo que vendrá: la vida es el final de la vida; vida, vida y más vida.
El final de toda la fe y obediencia cristianas, testimonio y enseñanza, matrimonio y familia, tiempo libre y vida de trabajo, predicación y trabajo como pastor es el vivir todo lo que sabemos sobre Dios: vida, vida y más vida. Si no sabemos hacia dónde nos dirigimos, cualquier camino nos va a llevar allí. Pero si tenemos un destino (en este caso, una vida vivida para la gloria de Dios) existe un camino bien marcado: el Camino revelado por Jesús. La teología espiritual es la atención que le brindamos a los detalles de vivir la vida de esa manera. Es una protesta contra la teología despersonalizada en información sobre Dios; es una protesta contra la teología convertida en un programa de planificación estratégica para Dios.
El final de toda la fe y obediencia cristianas, testimonio y enseñanza, matrimonio y familia, tiempo libre y vida de trabajo, predicación y trabajo como pastor es el vivir todo lo que sabemos sobre Dios: vida, vida y más vida. Si no sabemos hacia dónde nos dirigimos, cualquier camino nos va a llevar allí. Pero si tenemos un destino (en este caso, una vida vivida para la gloria de Dios) existe un camino bien marcado: el Camino revelado por Jesús. La teología espiritual es la atención que le brindamos a los detalles de vivir la vida de esa manera. Es una protesta contra la teología despersonalizada en información sobre Dios; es una protesta contra la teología convertida en un programa de planificación estratégica para Dios.
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Fausto Liriano • www.veldugo01.comBajo Licencia Creative Commons
Foto Cortesía de Thomas Hawk
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