Y si vamos a vivir en comunidad, el trato con los hombres y mujeres que observamos y vemos todos los días tiene que ser encarado de frente. Quizás no sea esto tan obvio como parece, porque no existe nada más común entre nosotros que transformar a las personas entre las que vivimos en abstracciones, amontonándolas en categorías, idealizándolas o demonizándolas, tratando con ellas de manera impersonal como si fueran principios o proyectos. El staccato, los imperativos rotundos de la segunda pentada, nos impide proyectar lo que nos gusta y lo que nos disgusta en los demás, despersonalizándolos y luego ocupándonos de ellos según la manera que consideremos apropiada. Aquí hay cinco condiciones humanas que no se pueden transgredir si vamos a vivir en comunidad, no importa lo que sintamos o pensemos. Nombremos. Respetemos. Escuchemos. Honremos. Aceptemos. Sirvamos.
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Fausto Liriano • www.veldugo01.comBajo Licencia Creative Commons
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