Monday, September 2, 2013

Una Historia Que Se Vive Desde Dentro De Esa Historia

Las historias honestas respetan nuestras libertades; no nos manipulan ni obligan, y tampoco nos distraen de la vida; sino que nos llevan a un reino espacioso en el cual Dios crea, salva y bendice. Primero a través de nuestra imaginación y luego a través de la fe, la imaginación y la fe son parientes cercanos, nos ofrecen un lugar en la historia, y nos invitan a tomar parte de está gran historia que toma lugar bajo los cielos abiertos de los propósitos de Dios, en contraste con las historias chismosas que cocinamos sobre el fuego de nuestro ego.

Por supuesto que no toda historia es verdadera. Hay historias sentimentalistas que nos seducen a que huyamos de la vida; luego hay las historias propagandísticas que intentan reclutarnos para una causa o intimidarnos a dar una respuesta estereotípica; otras historias son triviales presentando la vida solamente como algo bonito o desviado.

La vida cristiana debe conformarse a un estilo de vida que se ajuste al contenido de una historia, que esté de acuerdo con la revelación cristiana y que respete la individualidad y las libertades del individuo, con amplio espacio para todas nuestras exigencias y particularidades. La narrativa nos provee la forma de asimilarla. La historia bíblica nos invita a participar de algo mayor que nuestras necesidades definidas por el pecado, en algo más verdadero que nuestras ambiciones moldeadas por nuestra cultura. Entramos en las historias y nos sentimos parte, voluntariamente o involuntariamente, de la vida de Dios.

Desafortunadamente, vivimos en un tiempo en que la historia bíblica ha sido quitada del lugar de preeminencia y puesta al margen y utilizada como una “ilustración”, “testimonio” o un método de “inspiración.” La preferencia antibíblica contemporánea, tanto dentro como fuera de la iglesia, es utilizar la información en lugar de la historia. Típicamente reunimos información impersonal (pretenciosamente clasificada como “científica” o “teológica”), sea doctrinal, filosófica o histórica, con el fin de decidir por nosotros mismos y determinar como viviremos nuestras vidas. Y seguido consultamos con los expertos externos para interpretar la información para nuestras vidas. Pero no vivimos nuestra vida de la información; la vivimos en una relación dentro del contexto de un Dios personal que no puede ser reducido a una fórmula o definición, Quien tiene planes para nuestra justicia y la salvación. Y vivimos esos planes dentro de una comunidad extensa de hombres y mujeres, cada uno de ellos un mundo complicado de experiencias, motivos y deseos.
   
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
Bajo Licencia Creative Commons
Foto Cortesía de Thomas Hawk
Usada con Permiso Bajo Licencia Creative Commons

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