Thursday, September 26, 2013

Algunas Cosas Cambian


Una antigua tradición divide las dificultades que enfrentamos en la vida de fe en las categorías del mundo, la carne y el diablo. En la mayoría de los casos, se nos previene sobre los peligros de la carne y de las artimañas del diablo. Sus tentaciones tienen una for ma determinable y mantienen una continuidad histórica. Eso no implica que sea más sencillo resistirlas; hace que sea más fácil reconocerlas.

Sin embargo: cada generación tiene que contender con el mundo en una forma nueva. El mundo es una atmósfera, un humor. Al pecador le resulta tan difícil reconocer las tentaciones del mundo como a un pez descubrir las impurezas en el agua. Existe una sensación, un sentimiento de que las cosas no están bien, que el medio ambiente carece de integridad, pero saber exactamente lo que es elude nuestro análisis. Sabemos que la atmósfera espiritual en la cual vivimos erosiona la fe, disipa la esperanza y corrompe el amor, pero es difícil saber exactamente qué es lo que está mal.

Sucede que hay algunas cosas que no cambian. Dios no cambia: él busca y él salva. Y nuestra respuesta a Dios al revelarse a sí mismo en Jesús no cambia: escuchamos y lo seguimos. O no lo hacemos. Cuando nos ocupamos de las cosas básicas- Dios y nuestra necesidad de él— estamos sobre una roca firme. Comenzamos cada día por el principio, sin mucho revuelo.

*Tomado de "Una Obediencia Larga En La Misma Dirección"
Cortesía de Editorial Patmos
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Fausto Liriano • www.veldugo01.com
Bajo Licencia Creative Commons
Foto Cortesía de Thomas Hawk
Usado Con Permiso Bajo Licencia Creative Common

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