Wednesday, June 5, 2013

Aclarar La Línea

Hace algunos años me lesioné una rodilla. De acuerdo a mi auto-diagnóstico, sabía que lo que necesitaba era un tratamiento de hidromasaje. En mis años de universidad teníamos una hidromasajeadora en el salón de entrenamiento, y había experimentado su efectividad en tratar mis lesiones deportivas y hacerme sentir bien. En la comunidad en que vivo, la única máquina de hidromasaje estaba en la oficina del terapista físico. Hice una cita. Se negó; para usarla debía tener una prescripción del doctor.

Llamé a un ortopeda, fui a la cita (esto se estaba poniendo más caro y complicado de lo que tenía planeado), y me dijo que no me daría la prescripción para el hidromasaje. Que no era el tratamiento apropiado para mi lesión. Recomendó operarme. Protesté: el hidromasaje no podría ser malo, y traía sus beneficios. Se rehusó terminantemente. Era un profesional. Su compromiso primario como profesional era con mi salud no con satisfacer mis peticiones.

He reflexionado en ese incidente ocasionalmente. ¿He hecho una división clara entre mi compromiso y lo que la gente me pide? ¿Mi compromiso primario, es con la gracia de Dios, su misericordia, su acción en la Creación y sus pactos? ¿Y estoy lo suficientemente comprometido que cuando una persona me pide hacer algo que no va de acuerdo a una madura participación en esas realidades, me niego a hacerlo? ¿Cómo mantengo el sentido de la vocación pastoral en una comunidad de personas que me han contratado para hacer un trabajo religioso? ¿Cómo mantengo mi integridad profesional viviendo con personas cuya mayor práctica es en el mundo de las compras?
------------------------------------------------------
Fausto Liriano • www.veldugo01.com
Bajo Licencia Creative Commons
Foto Cortesía de Thomas Hawk
Usado Con Permiso Bajo Licencia Creative Common



No comments:

Post a Comment